domingo, 6 de noviembre de 2016

Libro Contando con tu Alma (Eric Rolf) Capitulo-6


AMOR- Capitulo 6 (NUMERO-6)
“Para el 6 el amor es la auténtica manifestación divina, más allá de la materia (4) y de la energía (5). 
La expresión de este amor le permite conectarse y es la fuente de su creatividad, de su comunicación y de su éxito. 
Mantener esa conexión divina es tan importante para el 6, que le parece que le obliga a ser muy responsable, muy serio. 
A partir de esta visión forma también su idea de perfección, que le dificulta su propia aceptación.” El movimiento del 5 al 6 es el paso de la cantidad a la cualidad, es decir, el paso de dar cantidades, de forma más material y directa como hace el 4 y el 5, a dar cualidades, como la atención y el amor. 
Lo que el 4 y 5 dan en términos más físicos, el 6 lo da en términos refinados. El 6 es el 3 realizado, manifestando sus tesoros exteriormente. 
El 4 le da la forma, el 5 le da energía y el 6 lo comparte. 
Del 1 al 5 son números de siembra y del 6 al 9 de recogida. Vemos, pues, que el 6 es el primer número que recoge, así que esta vez, o en este periodo, nos toca recoger. 
Eso nos convierte en ricos y, como lo tenemos todo, no nos queda más remedio que dar. 
Tenemos el proceso creativo ya desarrollado, somos como un 3 pero productivos. 
Tenemos la capacidad de manifestar nuestra visión externamente, no como el 3, que ya se siente satisfecho conociendo el proceso creativo y expresándolo con palabras. Nos llama la atención lo que el 3 ha encontrado y tenemos la capacidad de manifestarlo físicamente. 
Tenemos la energía creativa más refinada y solemos organizarnos bien para mostrarla al mundo a través de nuestro trabajo. 
Podemos trabajar en nuestra propia empresa o para otros, pero en cierta forma siempre sentimos que trabajamos para nosotros. 
No hace falta que nos exijan demasiado porque somos muy responsables y, si nos controlan nos sentimos atacados, como si no nos tuvieran suficiente confianza. 
Estamos aquí para dar amor y, aunque muchas veces creemos que no estamos dando suficiente, en cada momento lo estamos dando. 
El dar se relaciona más con la calidad que con la cantidad. 
A veces, con sólo nuestra presencia ya es suficiente. 
Venimos a aprender que la comunicación es la expresión sin esfuerzo. 
Somos como un canal abierto, decimos lo que sentimos y a veces eso produce el efecto de meter la pata. 
Somos muy intuitivos y lo más probable es que acertemos, pero como nos sale de golpe y sin pensar, aparenta una metida de pata o algo ofensivo para la otra persona, cuando no era nuestra intención; en la medida en que nos sentimos más libres, nuestras palabras no aparentan tan ofensivas y son más aceptadas. 
Eso se logra soltando el apego a lo que estamos diciendo y dejando de querer controlar al otro. 
Si no hay apego ni intención de controlar, el otro no se ofende. Eso representa la evolución de nuestro canal de comunicación. Nuestra idea de perfeccionismo está bastante alejada de la realidad de forma que se nos presenta como algo inalcanzable. Esta idea, por un lado, dificulta aceptarnos porque nos comparamos con ella y, por otro lado, cuando queremos hacer algo, lo queremos hacer tan bien, tan “perfecto”, que dudamos de si lo podremos realizar como nos gustaría. 
Es decir, nuestro objetivo está tan “arriba” y nosotros, por nuestra falta de aceptación, tan “abajo”, que nos parece que no somos capaces de llegar. 
Por suerte, es una percepción distorsionada de la realidad, porque en realidad, la distancia no es tan grande y cuando por fin nos lanzamos, alcanzamos el éxito mucho antes de lo que creíamos y con menos esfuerzo. 
Tenemos buena suerte y nos cuesta aceptar lo que no sentimos que nos hemos ganado. Hemos venido a vivir el éxito, que es esa satisfacción personal de sentirse realizado. 
El que no lo vive así es porque reprime el acto de dar, incluso el darse a sí mismo. Sucede por una falta de aceptación de uno mismo y por un control sobre lo que damos. 
Si creemos que lo que vamos a dar no es suficientemente bueno, por no arriesgar el ego, preferimos no dar. 
Nos cuesta aceptar el valor de lo que aportamos a los demás y nos resistimos a nuestra buena suerte. 
Solemos tener de todo para pasárnoslo bien, pero sufrimos mucho porque somos demasiado responsables. 
Somos muy sociables, queremos agradar y que los demás vean lo responsables que somos. 
Eso nos puede impedir hacer algo que nos apetece porque los demás puedan pensar que está mal. 
El exceso de responsabilidad parece que indica también la obligación de juzgar. Somos especialistas en juzgarnos a nosotros mismos y por supuesto, a los demás. 
Juzgamos si es bueno o malo, si le sirve o no le sirve, si es peligroso o no, si lo merece o no. Cada vez que juzgamos eliminamos el 50% del mundo y así vamos restando, hasta que nos podemos quedar solos. 
Eso nos va aislando y de manera exagerada lo podemos vivir como un abandono total. 
Nos sirve la expresión o el sentimiento de “nosotros” y no sólo “yo”. Así uno se siente responsable de menos, lleva menos peso porque queda repartido. 
Si no sabemos de quién decir “nosotros”, no hay problema, puede ser la fuerza de la vida o el resto del Universo. 
A través del amor sentimos la conexión con Dios, es como si tuviéramos un lazo con Él. 
Al sentir esa conexión no podemos evitar tomarla muy en serio y, en consecuencia, somos muy responsables de ella. 
Lo mejor que nos puede pasar es enamorarnos, que es como si de repente alguien enciende la luz en nuestra vida. 
Entonces no sólo vemos la luz del otro, vemos también cómo brilla con intensidad todo lo que está a nuestro alrededor y toda nuestra vida toma color. 
Cuando estamos enamorados y nos sentimos amados, nos atrevemos a realizar cualquier proyecto, nada nos puede frenar. Si la pareja nos inspira, nos sentimos capaces de hacer cualquier cosa que nos propongamos. 
DESAFÍOS 
Sentirnos abandonados es uno de los primeros desafíos por los que pasamos. Vamos a interpretar ese abandono como una falta de responsabilidad de las personas de las que dependíamos. 
Ese sentimiento de abandono se puede ir repitiendo en nuestra vida como si fuera un patrón, que puede tomar la forma también de ser nosotros quienes abandonemos físicamente porque nos sentimos abandonados emocionalmente. 
A través de ser demasiado responsables, nos podemos sentir muy solos y finalmente abandonados, nuestro desafío permanente. 
Nos sentimos solos porque los demás no son igual de responsables que nosotros y no nos entienden. 
Somos responsables por nosotros y también por las personas que queremos. Parece que querer a la persona nos de derecho a entrometernos en su vida, supliendo con nuestro exceso de responsabilidad la falta de la suya. 
Esto esta basado en una confusión, nuestra responsabilidad termina donde empieza la libertad de la otra persona: es una responsabilidad mal entendida. 
Que queramos ser responsables por alguien no significa que debamos controlar sus actos. 
La libertad es lo más preciado que le podemos dar. 
Podemos ser responsables de la persona estando con ella cuando nos necesite, pero no le podemos quitar su libertad. 
El límite de esa situación nos puede llevar a la aceptación de la voluntad de la persona, porque su alma sabe dónde va. Nosotros no podemos interferir en la voluntad divina o de la vida, sólo podemos aceptarla. 
El ser tan responsables, que implica juzgar la situación, al otro y a nosotros mismos, va a provocarnos complejos personales, por ejemplo, el de no ser perfecto. 
Tenemos una idea de perfección que se relaciona más con la divinidad que con el mundo real. 
Nuestro exceso de responsabilidad nos hace intentar ajustarnos a esa idea de perfección y, como no lo conseguimos, nos cuesta aceptarnos. La aceptación es otro de nuestros desafíos. 
Hay cosas que no nos queda más remedio que aceptar, una de ellas es aceptar que estamos vivos, aceptar que nuestra vida individual forma parte de la Vida y que estamos inmersos en un fluido que lo incluye todo. 
Sabemos que somos hijos de Dios, pero lo más difícil es aceptar que, por tanto, somos ricos y que no nos queda más remedio que dar. La aceptación se relaciona también con la sensación que tenemos de que nos falta algo para sentirnos completamente bien. 
Nos cuesta aceptar el presente y a nosotros en ese momento porque formamos parte de ese presente. 
Creemos que si tuviéramos eso que creemos que nos falta podríamos aceptarnos y aceptar. Pero no hay nada de fuera que pueda llenar ese vacío. Si lo que queremos viene de fuera, aunque lo tengamos, nos parecerá que nos falta otra cosa. Aceptar lo que hay, decir que sí, aceptar el presente es mágico porque en cuanto podemos aceptarlo nos damos cuenta de que está lleno, de que no falta nada. 
Otro desafío es dejar de pensarnos tanto las cosas. 
Entre que no aceptamos nuestras capacidades y que somos demasiado responsables cuando nos proponemos algo nuevo, nos lo pensamos mucho. 
La idea de perfección nos limita y tenemos miedo a equivocarnos. 
A través de compararnos con esa idea de perfección nos sentimos un poco acomplejados. 
También nos comparamos con los demás y creemos que no salimos demasiado bien de esa comparación. 
Dudamos sin motivo de nosotros y no nos lanzamos suficiente. Detrás de eso hay una especie de deseo a ser reconocidos. 
En términos materiales no se nos suelen presentar desafíos intensos, ya que solemos alcanzar nuestros objetivos; los mayores desafíos se nos presentan en los aspectos emocionales. Somos ricos por naturaleza y cuando nos ponemos a quejarnos, a mendigar y a criticar, no es extraño que nadie nos aguante. Entonces necesitamos que alguien nos dé un toque de atención, que aunque al principio vamos a encajar mal, más tarde vamos a agradecer. 
Cuando nos quejamos es porque nos estamos aislando, ensimismando, cerrándonos donde nos sentimos más seguros, probablemente en las alturas; nos hace falta que nos echen un jarro de agua fría para despertar y entonces aceptar que estamos donde tenemos los pies para poder disfrutar de ello. NIÑEZ 
Todos los nacimientos son en cierta manera traumáticos y aunque no se puede decir que ninguno sea fácil, el del 6 no suele tener complicaciones. El niño 6 debe pasar por un proceso en el que se siente abandonado, probablemente por alguno de los padres. Puede sentir la pérdida de uno de sus padres bastante pronto, debido a la ausencia de éste del hogar, por un período más o menos largo. Uno de los padres puede, por ejemplo, ser viajante, o haber una separación de la pareja, incluso una muerte prematura o multitud de otras posibilidades. 
Pase lo que pase, esta separación o ruptura con alguno de los padres, el niño la va a interpretar como una falta de responsabilidad, o incluso sentirse traicionado. 
Este abandono genera en el niño un sentimiento de responsabilidad, que se extiende a las cosas que dependen de él y a todas las personas que quiere. 
En cierta forma, se siente también responsable de ellas. 
Como es un niño responsable, se puede confiar en él; no suele hacer grandes travesuras. Es bastante buen estudiante en general, pero sobre todo en temas que le interesan. 
El mundo externo no le causa demasiados problemas, tiene éxito o una especie de suerte. 
Así, no suele tener desafíos materiales, aunque sí emocionales, como el no sentirse querido y aceptado por las personas que él más quiere. Es un niño muy sensible, cariñoso y expresivo. Pronto manifiesta gustos o capacidades artísticas, puede leer mucho, escribir, pintar o tener interés por la música o la danza. Tiene una relación temprana con el arte. 
Tiende a meter la pata hablando de más y aunque la mayor parte de las veces tiene razón, aparenta inoportuno. 
Puede tener algunos complejos; por una parte, como el niño se siente abandonado, puede llegar a la conclusión de que él no es lo suficientemente bueno o especial para merecerse que le quieran. Por otra parte, tiene una idea de perfección o de lo que debería ser y a través de compararse él mismo con ese ideal, le parece que no sale nada favorecido y entonces no se acepta; el complejo le viene de esa falta de aceptación. 
PROFESIÓN 
Los 6 tienen el proceso creativo muy desarrollado, es decir, están en sus últimos pasos. Este proceso creativo empieza explorando el interior, que es un aspecto más de 3. 
La última parte de este proceso es la manifestación externa de esa creatividad, que es el aspecto 6. 
En consecuencia, tienen talento artístico y pueden desarrollarlo en cualquier campo. Tienen facilidad para manifestar cosas de forma bonita y pulida, un gran sentido de la belleza y la estética. Pueden ser artistas en cualquier género, como la música, baile, teatro, actores, pintores, escultores o cocineros. La comunicación es también uno de sus dones, son un canal abierto y lo exploran a un nivel elevado. 
Esto, unido a su interés en los aspectos humanos de las relaciones, les proyecta como excelentes profesionales en todos los campos relacionados con el trato humano y la ayuda, como serían el de la psicología, medicina, pediatría, enfermería, asistencia social, etc. 
En comparación, un 5 sería fisioterapeuta y el 6 psicoterapeuta. Este don de la comunicación se puede manifestar también en los campos de la enseñanza y las letras, como profesores, escritores o conferenciantes. 
Su sentido de la responsabilidad les convierte en excelentes empleados sin que haya que exigirles demasiado, porque se exigen ellos mismos. 
SALUD 
Los 6 pueden tener problemas digestivos y también de corazón, que representarían la no aceptación de sus sentimientos y emociones. Las manos representan la parte refinada del dar y la piel que actúa como una refinería. Si se resisten a expresarse, las cosas se quedan retenidas y pueden salir por la piel. 
Pueden tener problemas de acné de jóvenes, que también se relacionaría con la falta de aceptación, eczemas, soriasis. 
El exceso de perfeccionismo está también relacionado con estas manifestaciones. 
También dolores de cabeza, de genitales y nervios, que representarían la resistencia a expresar su creatividad: si no lo van a hacer muy bien, prefieren no hacerlo, eso hace que repriman su parte creativa. 
Pueden tener problemas psicológicos, por sentirse abandonados y creer que no se merecen las cosas que les pasan. 
Si su autocrítica es elevada, tienden a ser también muy aprensivos. 
RELACIONES 
Los números que se relacionan mejor con el 6 son el 2, 3, 4 y 5. Los 6 son muy románticos y poco aventureros en asuntos de amor; para ellos el amor es muy importante y lo relacionan directamente con la esencia del alma. 
Eso está muy bien, pero también está bien darse cuenta de que todo el mundo no lo ve de la misma manera. Para estar con alguien se tienen que enamorar. Se pueden sentir infieles y culpables por un simple pensamiento, que está relacionado con ese exceso de responsabilidad. 
Con el 2 crea una combinación muy bonita y estable. 
Son dos números pares que dan 8, otro par Se relacionan bien con el 3, porque les anima mucho sólo con su presencia, el 3 le trae el contacto con esa fuerza creativa bruta y le da empuje. Con el 4 lo une la percepción de la familia y la belleza de su espacio físico. 
El 5 le da su energía para sus proyectos y el 6 su amor. 
Juntos suman 11/2, y el 2 es el número de las relaciones personales y del apoyo. 
RECORDAR 
Nuestro camino es… De aceptación, de amor, de comunicación, expresión sin apego, de forma pulida, cariñosa, amorosa; de no tomar demasiada responsabilidad, de no tomarnos tan en serio las cosas. Una clave es… Que la falta de aceptación nos impide darnos cuenta de que ya tenemos lo que estamos buscando.
http://elnuevodespertardelser.blogspot.com.es/

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