domingo, 24 de mayo de 2020

LIBRO DEL EGO.- CAPÍTULO 9: LA TERAPIA (2ª PARTE)


¿Qué es la neurosis y cuál es su cura?

La neurosis nunca había alcanzado tal carácter de epidemia como en la actualidad.
Casi se está convirtiendo en un estado normal de la mente humana. Es algo que hayque comprender.
El pasado era más sano espiritualmente, por la sencilla razón de que no se introducían tantas cosas en la mente al mismo tiempo, de que no se sobrecargaba la mente. La mente actual está sobrecargada y lo que no se asimila produce neurosis. Es como si no parases de comer, de atracarte de comida. Lo que el cuerpo no digiere resulta pernicioso. Y lo que comes es menos importante que lo que ves y oyes. Con los ojos, con los oídos, con todos los sentidos, no paras de percibir miles de cosas, a cada momento. Y para asimilar no dispones de más tiempo. Es como estar sentado continuamente a la mesa, comiendo y sin parar de comer durante veinticuatro horas al
día.



Esa es la situación de la mente actual, que está sobrecargada. A nadie puede sorprenderle que se venga abajo. Existe un límite para todo mecanismo, y la mente es uno de los mecanismos más delicados y sutiles.
Una persona realmente sana dedica el 50 por ciento del tiempo a asimilar sus experiencias. 50 por ciento de actividad, 50 por ciento de inactividad: en eso consiste el equilibrio. 50 por ciento de pensar, 50 por ciento de meditar: en eso consiste la cura.
La meditación no es sino el tiempo en el que puedes relajarte por completo y adentrarte en ti mismo, cuando cierras todas las puertas, todos los sentidos, a los estímulos externos. Desapareces del mundo. Te olvidas del mundo, como si no existiera... ni periódicos, ni radio, ni televisión ni gente.
Estás solo en tu ser más íntimo, relajado, en casa.
En esos momentos se asimila todo lo que se ha acumulado. Se desecha lo que no vale la pena. La meditación funciona como un cuchillo de doble filo: por un lado asimila cuanto sirve de alimento y por otro rechaza y se deshace de la porquería.

Pero la meditación ha desaparecido del mundo. En la antigüedad la gente tenía de una forma natural una actitud meditativa. La vida no presentaba complicaciones, y la gente tenía tiempo para sentarse tranquilamente sin hacer nada, o mirar las estrellas, los árboles, o escuchar el canto de los pájaros. Tenían intervalos de profunda pasividad. En esos momentos te haces más sano, más entero.
La neurosis supone que llevas tal carga en la mente que esa carga te está matando.
No puedes moverte. No hay posibilidad de que tu conciencia escape. No puedes ni arrastrarte... la carga es excesiva. Y la carga aumenta a cada momento. Te desmoronas, y es natural.
Hay que comprender unas cuantas cosas. La neurosis es como el ratón que llega sin cesar al callejón sin salida, que no aprende. Sí, no aprender es una neurosis... esa es la primera definición. Que siempre llegas al callejón sin salida.
Te has enfadado. ¿Cuántas veces te has enfadado? ¿Y cuántas veces te has arrepentido de haberte enfadado? Sin embargo, con un simple estímulo reaccionarás igual. No has aprendido nada. Te has dejado llevar por la codicia, y la codicia te ha hecho aún más desgraciado. Sabes que la codicia nunca le ha dado a nadie la felicidad, pero sigues siendo codicioso, sigues en lo mismo. No aprendes.

No aprender produce neurosis, es neurosis.

Aprender significa asimilar. Intentas algo y descubres que no funciona. Lo dejas. Vas en otra dirección, intentas otra alternativa. Está muy bien, es inteligente. Darte de cabezazos contra una pared donde sabes perfectamente que no hay ninguna puerta es neurótico.
Las personas están cada día más neuróticas porque siguen dirigiéndose al callejón sin salida, intentando algo que no funciona. Quien es capaz de aprender jamás se vuelve neurótico, no es posible. Ve inmediatamente que se trata de un muro y abandona la
idea. Empieza a moverse en otras dimensiones. Existen otras alternativas. Ha aprendido algo.
Se cuenta que Edison tenía entre manos un experimento en el que había fracasado setecientas veces. Sus colegas estaban desesperados. Habían pasado tres años y él seguía intentándolo, una y otra vez. Y todas las mañanas sentía el mismo entusiasmo, el entusiasmo del primer día. Y habían pasado tres años.

Un día sus colegas se reunieron y le dijeron:
—Esto no tiene sentido. Ha salido mal setecientas veces. Ya va siendo hora de que abandonemos el experimento.
Por lo visto, Edison replicó:
—Pero ¿cómo que ha salido mal? Hemos aprendido que nos hemos equivocado con esas setecientas posibilidades. ¡Ha sido una gran experiencia! Hoy no voy a hacer el mismo experimento. He pensado en otro. Nos estamos acercando a la verdad.
¿Cuántas alternativas erróneas pueden existir? Tiene que haber un límite. Si existen mil alternativas erróneas, ya hemos descartado setecientas, y solo nos quedan trescientas.
Y entonces daremos en el blanco.
En eso consiste aprender. Hacer un experimento, ver que no funciona, intentar una alternativa, ver que no funciona, y la persona sensata lo deja. El estúpido sigue empeñándose. El estúpido lo llama coherencia, y dice: «Lo hice ayer y lo voy a hacer hoy.
Y mañana también». Es cabezota, testarudo. Dice: «Pero ¿cómo voy a dejarlo? Con todo lo que he invertido en eso. No puedo cambiarlo». Sigue insistiendo y desperdicia su vida entera. Y a medida que se aproxima el momento de la muerte se desespera, no sabe qué hacer. En lo más hondo sabe perfectamente que va a fracasar. Ha fracasado muchas veces, y sin embargo sigue intentando lo mismo, sin haber aprendido nada. Eso provoca
la neurosis.

Quien es capaz de aprender nunca se volverá neurótico. Un discípulo nunca se volverá neurótico. «Discípulo» significa el que es capaz de aprender, el que nunca llega a ser un erudito, sino que siempre está en el proceso de aprendizaje.
La erudición lleva a la neurosis. No es casualidad que profesores, filósofos y psiquiatras se vuelvan locos fácilmente. Han aprendido y llegado a la conclusión de que ya no queda nada por aprender. En el momento en que decides que ya no queda nada por aprender dejas de crecer.
Dejar de crecer es neurosis: esa es la segunda definición. Evidentemente, el mundo era muy distinto en épocas pasadas. El equivalente de unas seis semanas de estímulos sensoriales hace seiscientos años es lo que recibimos ahora en un solo día, una presión para aprender y adaptarse unas cuarenta veces superior. El hombre actual tiene que ser capaz de aprender más que en toda la historia de la humanidad, porque ahora hay más que aprender.
El hombre actual tiene que ser capaz de adaptarse a nuevas situaciones todos los días, porque el mundo está cambiando a toda prisa. Es un gran reto. Si se acepta, un gran reto ayudará enormemente a la expansión de la conciencia.
El hombre actual, o se volverá completamente neurótico o se transformará debido a la presión misma. Depende de cómo te lo tomes. Una cosa es cierta: que no se puede volver atrás. Los estímulos sensoriales seguirán aumentando. Recibiréis más información y la vida cambiará, a un ritmo cada vez más rápido. Y tendréis que ser capaces de aprender nuevas cosas, de adaptaros a ellas. 

En el pasado el hombre vivía en un mundo casi estático. Todo era estático. Entonces habrías dejado el mundo exactamente igual que tu padre te lo había dejado a ti. No habrías cambiado nada. No había necesidad de aprender demasiado. Bastaba con saber un poquito, y así había espacio en la mente, espacios vacíos, que ayudaban a la gente a mantenerse cuerda. Ahora ya no existe un espacio vacío, a menos que lo crees a propósito. La meditación es más necesaria que nunca. La meditación es tan necesaria que se trata casi de una cuestión de vida o muerte.
En épocas pasadas era un lujo; a muy pocas personas les interesaba: solo a un Buda, un Mahavíra, un Krisna. Los demás eran silenciosos, felices, cuerdos porque sí.
No sentían ninguna necesidad de pensar en la meditación; meditaban de una forma inconsciente. La vida se deslizaba con tal silencio, con tal lentitud, que aun los más estúpidos eran capaces de adaptarse a ella. En la actualidad el cambio es tan rápido, va a tal velocidad, que aun los más inteligentes se sienten incapaces de adaptarse a él. La vida cambia día a día, y tienes que volver a aprender, tienes que aprender una y otra vez.
En la actualidad no puedes dejar de aprender; tiene que ser un proceso de por vida.
Tendrás que seguir aprendiendo hasta el día mismo de tu muerte, porque solo así te mantendrás cuerdo y evitarás la neurosis. Y la presión es muy grande, cuarenta veces mayor.
¿Cómo aliviar esa presión? Tendrás que internarte a propósito en los momentos de meditación. Si una persona no medita al menos una hora al día, la neurosis no sobrevendrá por casualidad, sino que la persona misma la desencadenará.
Uno debe olvidarse del mundo durante una hora para internarse en su propio ser.
Estará tan a solas durante una hora que nada accederá a él: ni un pensamiento, ni un recuerdo, ni una fantasía; durante una hora su conciencia carecerá de contenidos, y eso la rejuvenecerá y la renovará. Eso liberará nuevas fuentes de energía y esa persona
volverá al mundo más joven, renovada, más capaz de aprender, con mayor capacidad de asombro en la mirada, con más respeto en el corazón, como un niño.

Esa presión para aprender y la antigua costumbre de no aprender están volviendo loca a la gente. La mente actual está realmente sobrecargada y no se le da tiempo para digerirlo todo, para incorporarlo al propio ser. Ahí es donde entra en juego la meditación y adquiere más importancia que nunca.
Si no le dejamos tiempo a la mente para que descanse con la meditación, reprimimos todos los mensajes que le llegan continuamente. Nos negamos a aprender, decimos que no tenemos tiempo. Entonces los mensajes empiezan a acumularse. Si no
tienes tiempo para escuchar los mensajes que recibe tu mente sin cesar, empiezan a acumularse, como se van acumulando los papeles en tu mesa, o las cartas, porque no tienes tiempo para leerlos y contestarlos. La mente se abarrota de la misma manera...
Tantos papeles, tantas cartas que leer, que contestar, tantas cosas a las que atender...

Me han contado...
EL MULÁ NASRUDÍN DIJO UN DÍA: «Si hoy pasa algo, no tendré tiempo de ocuparme del asunto al menos hasta dentro de tres meses. Ya han pasado muchas cosas malas y ahí están, esperando. Si hoy pasa algo, no tendré tiempo de ocuparme del asunto al menos hasta dentro de tres meses», insistió.
Hacer cola. Ves que estás haciendo cola en tu interior... y que continúa formándose la cola. Y cuanto más grande, menos espacio te queda; cuanto más grande, mayor el ruido en tu interior, porque todo lo que has acumulado requiere tu atención.
Esto suele ocurrir a los cinco años de edad, cuando el auténtico aprendizaje prácticamente toca a su fin, y dura hasta la muerte. En los viejos tiempos estaba bien.
Bastaban entre cinco y siete años para aprender todo lo que se iba a necesitar en la vida; eran suficientes. Siete años de aprendizaje servirían para setenta de vida, pero ahora ya no es posible.
No puedes dejar de aprender porque siempre están surgiendo cosas nuevas y no puedes enfrentarte a esas cosas nuevas con ideas viejas. No puedes depender de tus padres y sus conocimientos, no puedes depender ni siquiera de tus profesores del colegio y la universidad, porque te hablan de algo desfasado. Han ocurrido muchas más cosas. Ha llovido mucho desde entonces.
Esa fue mi experiencia de estudiante. Me sorprendían los conocimientos de mis profesores porque eran muy antiguos, tenían cincuenta años de antigüedad. Cuando ellos eran jóvenes habían recibido esos conocimientos de sus profesores. Desde entonces
no se habían molestado en mirar lo que ocurría a su alrededor. Sus conocimientos eran completamente inútiles.
Tenía continuos enfrentamientos con mis profesores, y me echaron de muchos centros, me expulsaron, porque los profesores decían que no podían hacer carrera de mí. Y yo no creaba problemas; simplemente les hacía ver que lo que decían estaba desfasado. Pero eso hiere el ego. Lo habían aprendido en su época universitaria y
pensaban que el mundo se había detenido allí y entonces.
Ahora los estudiantes no pueden depender de sus profesores, y los niños no pueden depender de sus padres, y de ahí la gran rebelión que está en marcha. No tiene nada que ver con ninguna otra cosa. Los estudiantes ya no pueden respetar a sus profesores a menos que estos sigan aprendiendo continuamente. No merecen respeto.
¿Por qué habrían de merecerlo? No existe razón alguna. Y los niños no pueden respetar a sus padres porque el enfoque de los padres sobre las cosas parece muy primitivo. Los niños pequeños están empezando a darse cuenta de que lo que dicen sus padres está
desfasado. Los padres tendrán que aprender continuamente si quieren ayudar a sus hijos a crecer, y los profesores también tendrán que aprender continuamente. Nadie puede dejar de aprender en la actualidad, y a una velocidad cada vez mayor.
De modo que, en primer lugar, no hay que dejar de aprender, porque si no sobreviene la neurosis, porque dejar de aprender significa que estás acumulando información que no has asimilado, que no has digerido, que no ha pasado a la masa de tu sangre, que está esperando a que la aceptes.
Y en segundo lugar, necesitarás tiempo para relajarte. La presión es excesiva.
Necesitarás tiempo para librarte de esa presión. Dormir ya no puede servirte de ayuda porque incluso el acto de dormir se está sobrecargando. Los días se sobrecargan de tal manera que cuando te quedas dormido solo el cuerpo se relaja en la cama, pero la
mente sigue organizando cosas. Eso es lo que se llama soñar, nada más que un esfuerzo desesperado de la mente para ordenar las cosas porque tú no le vas a dedicar tiempo.
Tienes que relajarte conscientemente, hasta llegar a la meditación. 

Unos minutos de meditación evitarán la neurosis.

Con la meditación la mente se despeja, se digieren las experiencias y desaparece la sobrecarga, dejando la mente renovada, joven, limpia y clara.
En tiempos pasados el volumen de entrada de información ocupaba una décima parte del tiempo de una persona y el tiempo de meditación nueve décimas partes. En la actualidad ocurre justo lo contrario: nueve décimas partes para el volumen de entrada de información y una décima parte de tiempo dedicado a la meditación.
Muy raramente te relajas. Muy raramente te sientas en silencio, sin hacer nada.
Está desapareciendo incluso esa décima parte de tiempo dedicado a la meditación inconsciente. Y así, el ser humano se volverá completamente loco. Ya está ocurriendo.
¿Qué quiero decir con el tiempo de meditación inconsciente? Simplemente salir al jardín, jugar con tus hijos... eso es tiempo de meditación inconsciente. O nadar en la piscina... eso es también tiempo de meditación inconsciente. O cortar el césped, escuchar el canto de los pájaros... también eso es tiempo de meditación inconsciente.
También eso significa desaparecer, porque siempre que la gente tiene tiempo, se sienta en el sofá y se pega al televisor.
Pero la televisión ceba tu mente con una información terriblemente peligrosa. No serás capaz de digerirla. O a lo mejor lees los periódicos. Te están metiendo toda clase de tonterías en la cabeza. Siempre que tienes tiempo enchufas la radio o el televisor. O algún día te sientes bien y para relajarte te vas al cine. ¿Qué clase de relajación es esa? La película no te permitirá relajarte, porque te bombardeará sin cesar con información.
La relajación significa que no te envíen información.
Puede servir oír el canto del cuclillo, porque con eso no te están transmitiendo ninguna información. Escuchar música también puede servir, porque no te están cebando con información. La música no tiene idioma; es puro sonido. No envía ningún
mensaje, simplemente te deleita. La danza está bien, y también la música, como trabajar en el jardín o jugar con los niños. O simplemente quedarte sentado sin hacer nada. Esa es la cura. Y si lo haces conscientemente, el efecto será mayor.

Crea un equilibrio.

La neurosis es un estado mental de desequilibrio: demasiada actividad y ninguna inactividad, demasiado elemento masculino y ningún elemento femenino, demasiado yang y demasiado poco yin. Y tienes que funcionar al 50 por ciento. Tienes que mantener un profundo equilibrio. Necesitas cierta simetría en tu interior. Tienes que ser ardhanarishwar, mitad hombre y mitad mujer, y así nunca te volverás neurótico.
La individualidad no es ni masculina ni femenina, sino simple unidad. Intenta alcanzarla entre el tiempo que pasas haciendo y el tiempo que pasas no haciendo. En eso consiste la salud. Eso es lo que Buda llamaba el Camino del Centro, majjhim nikaya.
Quédate justo en el centro. Y recuerda que también puedes desequilibrarte y moverte hacia el otro extremo; puedes hacerte demasiado inactivo. También eso resulta peligroso. Tiene sus propios riesgos y dificultades. Si te vuelves demasiado inactivo, tu
vida perderá la danza, tu vida perderá alegría, empezarás a morir.
De modo que yo no digo que seas inactivo. Lo que digo es que tiene que existir un equilibrio entre la acción y la inacción. Que se equilibren entre sí, de modo que tú quedes en el centro. Que sean las dos alas de tu ser. Un ala no debe ser mayor que la otra.

En Occidente la actividad es excesiva; la inactividad ha desaparecido. En Oriente la inactividad es excesiva y ha desaparecido la actividad. Occidente conoce la prosperidad y la riqueza en el exterior y la pobreza en el interior; Oriente conoce la riqueza, la prosperidad en el interior y la pobreza en el exterior. Ambos sufren porque ambos han elegido los extremos.

Mi enfoque no es ni oriental ni occidental, ni masculino ni femenino, ni de actividad ni de inactividad; mi enfoque es el de la simetría, el equilibrio absolutos, en ti. Por eso les digo a mis sannyasins:* No abandonéis el mundo. Estad en el mundo y al mismo tiempo no estéis en él. Es lo que los taoístas llaman wei-wu-wei, la actividad mediante la inactividad, el encuentro de yin y yang, de anima y animas. El resultado es la iluminación. El desequilibrio significa la neurosis; el equilibrio, la iluminación.   
 Continuará...


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