jueves, 9 de julio de 2020

EL CODIGO JESÚS -INTRODUCCIÓN


En la noche del primero de enero de 1998, tuve una experiencia que me condujo al descubrimiento del Código Jesús. La palabra código viene del latín codex, que significa “libro de leyes o principios”, y en este caso representa los pasos específicos hacia una conciencia, entendimiento y conocimiento más profundos de nuestra verdadera naturaleza.
Todo comenzó en un sueño. Yo estaba sentado frente a mi computadora, tratando de producir un documento maestro sobre la conciencia cósmica. De pronto, dos grandes palabras llenaron la pantalla: ACCESO DENEGADO. Miro al monitor, preguntándome qué hacer. Entonces, en la base aparecieron estas palabras, en letras rojas: Busca a Jesús para el código.
Desperté con una sensación que puede  describirse como sobresalto y excitación: sorprendido de que se me hubiera negado la admisión a un entendimiento superior, pero muy inspirado para seguir las instrucciones que me habían sido dadas. Debo admitir que durante la mayor parte de los comienzos de mi vida adulta, mi relación con Jesús fue bastante personal, principalmente porque el retrato tradicional que la iglesia hacía de Él era el de un mártir sombrío, pesaroso y sacrificado, con el sufrimiento y la persecución como elementos necesarios para el apostolado. Pero los remanentes de esta actitud me abandonaron cuando, a finales de los setentas, comencé a hacer una investigación
para mi primer libro, Los súper seres, así que estaba ansioso por realizar este trabajo.
Las meditaciones profundas y las oraciones me dieron algunos fragmentos de información, pero no fue sino hasta un día que me tomé un descanso del proyecto y fui a caminar al bosque con mis perros, que me fue revelada la primera parle del Código. Disfrutaba el aire fresco y frío cuando de pronto escuché el mensaje no en palabras audibles, sino como una clara voz en mi mente, que dijo:
Sé yo... todos son Hijos de Dios, el Cristo, y yo soy tu hermano en la familia de Dios.
Identifícate como yo, como lo que represento, no sólo como el Cristo, sino como un ser individual que reúne cuerpo, personalidad, mente, sentimientos y espíritu. ¡Sé yo! Sé la
persona completa que yo represento. El Código en para creer que... YO SOY COMO JESÚS.
Había más, pero detengámonos aquí.

Primero, no te desanimes por el término Cristo.
Es precristiano y viene del Cristos de Platón, que significa “el verdadero yo de cada uno”. Segundo, durante siglos nuestra atención ha sido dirigida ya sea hacia el Jesús cristiano como el único Dios Encarnado, el único Engendrado, el único Señor y Salvador de la Humanidad  o hacia la idea perfecta de Dios de la expresión del ser individual, el gran Ejemplo de lo que podemos ser algún día.
El primero ha sido redefinido durante 2000 años por los iluminados, de acuerdo con la verdadera
misión y propósito de Jesús, y el segundo ha sido considerado, para fines prácticos, como una meta casi imposible de alcanzar en la vida.
Los escritos místicos también han enfatizado que no somos un cuerpo, que el ego de la  personalidad debe ser disuelto, y que debemos morir diariamente en nuestro sentido personal. Pero ahora, cuando menos para mí, surge una nueva perspectiva. La comunicación del Código continuó:
Tienes un cuerpo físico como lo tuve yo, así que no intentes sacrificarlo en el altar de la espiritualidad. Usa orgullosamente tu cuerpo, ámalo y cuídalo como una expresión visible
de ti mismo.
Eres conciencia; por lo tanto, tienes una  personalidad, como yo, que es una expresión de
tu originalidad. No la niegues ni la condenes, o el mundo perderá un sabor particular en la gran miscelánea de la vida.
Tienes una mente con la cual pensar. No la pierdas mediante la atrofia en un intento por
ser más espiritual a través del no-pensamiento. La mente que había en Jesucristo es la mente de todos; no hay una mente mortal o carnal.
Tienes sentimientos, como yo, de otra forma serías un autómata. No los reprimas.
Expresa sinceramente tu amor y tu alegría, tu ternura y tu compasión. Si una falsa emoción surge de algún condicionamiento pasado, transmútala inutilizándola.
Eres el Espíritu de Dios, igual que yo y que todos los demás. La única Vida, tu Vida, debe permanecer para siempre como la perfección de Dios. Únela con la Verdad que hay en mí para descubrir tu propia Realidad.
Al identificarte como yo, como un Ser  Representativo, tú y los demás reconocerán su plenitud, ya que Dios no existe como un Ser aislado. En Verdad, no hay nada que superar,
nada que redimir, nada que curar, sólo  creencias contrarias que corregir.
¿Creo en que esta comunicación vino  directamente de Jesús? Compartimos individualmente la Conciencia Cristiana universal como nuestra divina Personalidad Consciente, así que recibir mensajes específicos de “esta mente que hay en Jesucristo” es algo bastante común para quienes están en el camino espiritual, incluyendo a muchos de los que están leyendo este libro. Y la energía de Jesús-el-hombre siempre disponible para nosotros en este campo de fuerza planetaria cuando somos receptivos a ella contribuye también a dar un cierto tono y sabor desde la perspectiva aventajada de alguien que ha caminado sobre la tierra con cuerpo y personalidad. De modo que sí, creo que las palabras, que fueron interpretadas a través del filtro de mi conciencia, vinieron de la plena persona de Jesús.
Entiendo que la comunicación representa un llamado para todos nosotros a que despertemos y nos adentremos en el mundo como seres espirituales, temporalmente vestidos con una forma física, y expresándonos a través de una personalidad única. No debemos negar parte alguna de nosotros mismos. Al contrario, debemos buscar nuestra plenitud espiritual, mental, emocional y física en el Modelo Jesús.
De nuevo, no permitas que el Código Jesús sea la señal para regresar a los sentimientos negativos de la religión ortodoxa y al concepto que de Jesús tiene la Iglesia, con todos sus juicios, pecado, sacrificio, derramamiento de sangre y muerte vicarial. El Código va más allá de las falsas enseñanzas y enfatiza que Jesús es un hermano amoroso y alegre, que nos muestra que una vida física con pensamientos y sentimientos que conllevan una personalidad en la tierra, no es menos espiritual que los maestros invisibles que habitan en otras dimensiones.
Lo que dice, en esencia, es: “Yo fui un ser físico, tuve personalidad, utilicé mi mente y expresé mis sentimientos todo en conjunción con el Espíritu de Dios, que son todos ustedes. Así que álcense fuertes como una persona completa, sin  disculparse por usar una capa de piel o por ser la suma total de sus experiencias. El mundo los necesita tal y como ustedes son, y sus falsas creencias serán corregidas cuando se lleven a ustedes mismos como seres completos a la conciencia espiritual”.
Durante un periodo de varias semanas después de la revelación inicial del Código, vinieron a mi mente pasos específicos para lograr una conciencia espiritual o más elevada, algunos de los cuales yo había ya contemplado como temas o principios aislados. Pero ahora, todo se ha conjuntado como una escalera que lleva a la nueva dimensión de la Realidad, donde las ilusiones de enfermedad, escasez y discordia se hacen pedazos; y donde se revela todo un mundo de plenitud, abundancia y buenas relaciones. Muestro la lección recibida al comienzo de cada capítulo, y después agrego mi propia interpretación, mis experiencias personales relacionadas y/o las meditaciones para lograr un mayor entendimiento.
Más tarde leí JESUS, The Son of Man (Jesús, el hijo del hombre) de Khalil Gibran, y hubo ciertos pasajes que me brincaron como para  documentar lo que había sido dicho en el Código. Aquellos que lo conocieron hablan acerca del ritmo de su paso y el movimiento de su cuerpo, su risa y su alegría, sus consideradas contemplaciones, sus sentimientos de amor y dicha, y su reconocimiento de la verdad de cada uno. Representó a la persona completa, y simplemente nos pide que veamos esa plenitud como nuestra.

Yo soy como Jesús, no en el futuro, sino ahora.
Gibran compartió también los puntos de vista de aquellos que no eran amigos de Jesús. Lo llamaron mago, borrachín, buscapleitos, corruptor, mujeriego, amigo de prostitutas y delincuente. Esto sólo añadió al Código otra dimensión. Me hizo comprender aún más que Jesús no era distinto de nosotros, en el sentido de que nuestra personalidad la identidad que presentamos al mundo puede no ser aceptada por todos. Mientras estamos actuando nuestro papel en el escenario del mundo como
todos en el planeta lo hacen, la gente nos verá desde perspectivas contrastantes, y eso está bien.
Sólo seamos fieles a nosotros mismos, quitemos nuestras defensas, y continuemos con la labor de
ser la persona completa que somos un “ser individual que reúne cuerpo, personalidad, mente, sentimientos y espíritu”.
Aceptemos la premisa básica del Código.Yo soy como Jesús y mantengamos con fuerza la verdad en mente a medida que subimos los peldaños de la escalera espiritual hacia una nueva realidad de la vida y de vivir.
Ya es tiempo.


John Randolph Price

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