lunes, 12 de diciembre de 2016

LOS HIJOS DEL SOL-EL MANDATO

EL MANDATO
Fue al mes siguiente de su cuarenta cumpleaños cuando, Myriam volvió a vivir el terror de sus precogniciones. Fue al anochecer. Estaba en compañía de Juan, el discípulo amado del Cristo, cuando su mente comenzó a dar vueltas perdiendo el equilibrio y cayendo estrepitosamente al suelo. Marco; pues así se le llamaba también a Juan, se asustó y se arrodilló para auxiliar a su entrañable amiga. Los ojos de Myriam estaban fijos, en blanco y apuntando hacia el centro de la cabeza. Fría, rígida, como si de una verdadera muerte se tratara. Este estado se había repetido varias veces en Myriam, y aunque Marco estaba acostumbrado, no dejaba de preocuparse por si en una de esas ocasiones pudiera ser la definitiva.
Myriam se vio trasportada fuera de su cuerpo y vio a Musaray que la llevaba de la mano. ¡Sin duda esta vez podrá conmigo y moriré en sus brazos! se decía- Pero Musaray le dijo:
Te llevo ante mi Señor. Te está esperando. Y al instante vio a un ser poderoso, repleto de tristeza, de oscuridad, de dolor, de frío, de tensión. Y sin embargo, feliz de su estado, consciente de su misión: Yo soy Hades; El Señor de la Muerte y del Infierno.
Ha llegado mi hora. El Padre de todas las cosas, ha dispuesto que tu amado muera. Despídete por tanto de Él, pues sus horas están contadas. Myriam, comenzó a llorar amargamente, pero no con lágrimas del cuerpo, sino del espíritu, que son inmensamente más dolorosas que las de la materia.
Y veía, como se desgarraba su pecho.
Quería gritar, pero no podía. Fueron segundos, pero en un instante apareció frente a Hades, Lylith, que protegiendo a Myriam, dijo al Dios de la Muerte: - ¡Esta es mi protegida….déjala vivir y amar a su amado! Yo vivo de su placer, de su amor, de sus deseos.
Si matas a su amado, yo no podré vivir en ella. Pero Hades, no se compadeció y envió un rayo luminoso a Lylith, quien desapareció en la nada por obra de esta oposición divina.

Jesús el Cristo estaba ya sentenciado. Sus horas estaban contadas. Myriam al volver en sí, ya no era la misma, puesto que su corazón ahora latía con más dificultad, su aliento era más corto y sus carnes comenzaban a marchitarse.
Marco, la aplastó sobre su pecho, pues además de ser su amiga, era como una verdadera madre, dada la diferencia de edad.

Al atardecer todos fueron convocados por el Salvador en la última cena. Sólo los iniciados saben que no puede haber iniciación sin una mesa, sin el Maestro y sin un testigo. Es por eso que los ciegos en el espíritu vieron y contaron lo físico, pero sólo unos pocos iniciados saben que aquella ceremonia era la iniciación y el comienzo del redimensionamiento de todos ellos.
Y sabiendo el Maestro que el sagrado espíritu iba a vivir en todo ellos, limpió sus pies.
No como la iglesia ha interpretado como signo de humildad, sino por que nosotros sabemos que las larvas del mal se fijan en el polo negativo del hombre y no se puede recibir la iniciación sin la desnudez y sin el baño sagrado.
Jesús llamó aparte a Myriam y a Juan. Pedro, receloso volvió a enfadarse por el extraño comportamiento del Maestro, que parecía hacer favoritismos.
Mis días están contados, querida mujer. Ambos lo sabéis, y no los otros. Este es mi mandato para ti Marcos: Cuida a mi madre y a mi esposa, hasta el final de sus días.
Yo viviré en ti y cohabitaré contigo, después de mi muerte.
Tú serás el Consolador de tus hermanos. Y no morirás jamás.
Pues con el último suspiro de tu vida, volverás a tomar aire en otro cuerpo y en otro vientre. Y tu mujer, gobierna mi rebaño desde el silencio, desde el templo del espíritu, desde el otro lado.
Acoge a los que vayan a ti desde sus sueños, desde sus percepciones y cuenta bien el número de los fieles, pues su número está contado desde el principio de los tiempos.
Cuando yo muera viviré en todos vosotros. Cuanto tú mueras, serás el faro de luz para los hijos de nuestra iglesia.
Lágrimas de dolor y de amor se mezclaron entre los tres.
Pues sus sagrados espíritus estaban poseídos por la prisión de sus débiles carnes. Sólo los que han pisado en el templo del espíritu saben que cuanto cuento es real.
Luego el Maestro apartó a Judas y le dijo. ¡Lo que tienes que hacer hazlo ya, no sea que por la debilidad del amor, no se cumpla el misterio para el que hemos sido convocados por nuestro Padre! Pero Judas no entendió. Sólo Musaray, que ya vivía dentro de él, se alegró de este mandato. Luego se dirigió a Pedro frente a todos: - Simón tu eres piedra, dirige por tanto mi templo de piedra.
Y nadie entendió entonces, ni entiende ahora.
Pues los sucesores de Pedro, siguen dirigiendo templos de piedras, de joyas, de formas y de maneras, pero no el templo del espíritu. Pues eran ciegos antes y siguen ciegos ahora, después de tantos lustros de oscuridad. Y acabada la cena, Jesús fue llamado por el Padre al huerto de Olivos.
Y allí sintió el dolor de la muerte y el despego de la materia.
Pues no existe ser encarnado entre los hombres que no se duela al morir en esta vida y nacer en la otra. Y he aquí el secreto mejor guardado por los iniciados:
Y apareció el Señor del Mal, el Maligno, quien gobierna las bestias y las criaturas bajo la capa del Cielo.
Y gobierna a las carpas y al Señor de la muerte y el Cristo se arrodilló ante él diciendo: 
Es mandato de nuestro Padre, que me sea concedido el no morir. Sólo si tú lo autorizas así será. Y el Señor del Mal, que es parte del Tao sagrado, no pudo sino acceder a este misterio.
Pues el Sol iba a cambiar para tener más luz, pero al tener más luz, también engendraría más sombra. Y este pacto le beneficiaba pues Él, es el Señor del abismo y de la sombra, y creciendo uno, crece el otro.
El Padre envió a Jesús un ángel, que le tocó en su frente y le sumió en un estado, que ahora en los tiempos modernos Vds. llaman hipnosis, y resistió por eso la más grande tortura, sin decir una sola palabra y por eso caminó entre injurias, insultos y golpes, sin que su dignidad y aristocracia cediera, ante los ojos del humano. Pues ese día el “Humano” superó en mal al propio “Maligno” y hasta el Diablo se sintió acomplejado ante la brutalidad del hombre.
Fue otro iniciado, al que llamaron Plinio el Viejo, quien reveló el misterio del Cristo, puesto que en sus crónicas, registró, como el Sol, que alumbra cada día, hacia el año treinta de nuestra era, cambió extrañamente, justo cuando en Palestina, un hombre moría sobre una cruz.
Y después de morir ante los hombres, el Sol se apagó, y el nuevo Sol ya no tuvo la misma longitud de honda y frecuencia, y es así que hubo más luz, y los enfermos curaron y hubo más sombra, y las bestias proliferaron en la noche.
Y sólo los hijos del Sol saben que derramando la sangre se apaga el Sol. Es por esto que los que antaño se marcharon en “carros de fuego” deberán morir pronto, para que haya un nuevo Sol y una nueva Tierra con su sagrada muerte.
Y me alegro y me regocijo en contar esto, que sólo unos pocos entenderán y que verán entonces que la tribu está reuniéndose junto al Olivo, pues llega el tiempo prometido.
Mientras que los más seguirán en la ceguera de estas palabras desde sus templos de piedra. Y sobre la cruz, Jesús el Cristo, dijo a su madre:
Madre, he ahí a tu hijo Pues el espíritu de Jesús estaba alojado en Juan o Marco, desde el día del bautismo en el Jordán.
Juan, he ahí a tu madre. Pues Myriam, la madre de Jesús, no era la madre del Cristo, sino de la carne sobre la que vivió el avatar.
Pues Cristo tiene una madre y un padre que son andróginos y viven en el Sol-Padre-Madre del centro del Universo.
Jesús no pudo morir entre los hombres, pues su espíritu estaba en Marco, y es por eso que muerto el cuerpo, el espíritu volvió a su dueño, y marcharon al lugar donde el “día es noche, y la noche es esplendor”
Lugar que existe y que sólo unos pocos han visitado. Myriam, la madre de Jesús vivió en Jericó y en otras ciudades cuidada por Myriam de Magdala y Juan. Pero vivió muy poco tiempo, pues a la muerte de su hijo, su corazón se desgarró y su pecho izquierdo enfermó, pues estaba enfermo su corazón por el dolor de la muerte de su hijo. Y su enfermedad fue esta a la que llaman cáncer.
Y es por esto que algunos videntes vieron como un puñal se clavaba en su pecho, sin saber que en el lenguaje del espíritu, este símbolo significa la enfermedad que precede a la muerte.
Muerta la madre del Salvador, todos los apóstoles se reunieron y se planteó un fuerte conflicto, puesto Andrés, Felipe, Tomás, Leví y Juan, querían que fuera Myriam de Magdala quien rigiera los destinos de la tribu.
Mientras que el resto de los apóstoles se oponía.
Fue la propia Myriam quien resolvió finalmente esta polémica diciendo:
Debo yo morir, para tomar mi trono. Hágase por tanto lo que mi amado me indicó. Y se alejó de todos ellos. Y nadie entendió, sino Marco, el llamado también Juan.
Y tomando la mano de éste último, marchó a Efeso.
Y allí Myriam de Magdala, dictó a Juan el Evangelista lo que llaman el Apocalipsis.
Pues ella tenía desde niña abierto el ojo del espíritu. Y Con la luz de ese ojo, iluminó al Bautista, a Jesús el Cristo y finalmente a Juan el Evangelista. Ocurría a veces, que Myriam, y Marco, se quedaban quietos mirándose a los ojos, y perdían la noción del espacio y el tiempo, y Myriam veía como los ojos de Juan, se tornaban de Jesús, y el cuerpo de éste parecía idéntico al de su amado. Y cohabitaban en el mismo lecho. Y así fue hasta la hora de la muerte de ésta. Marco, lloró amargamente cuando se quedó solo, pues había tenido el privilegio de amar a la mujer más grande de todos los tiempos. ¡Rásguense de nuevo las vestiduras!... castrados cuervos, vestidos de negro, que aún hoy sembráis la confusión bajo el templo de piedra. Pues no perdonaréis jamás que la esposa de Joel, fuera luego la del Bautista, de Jesús el Cristo y de Juan el Evangelista. Pues donde vosotros veis sexo otros ven alquimia espiritual.
Jamás entendisteis, que el Andrógino Sagrado que vive en lo alto, necesita un macho y una hembra para vivir en lo bajo, y que sólo con su unión, se realiza la divina presencia.
Es por esto que instituisteis el celibato, del que creció la pederastia, la homosexualidad y la bestialidad.
Y es por esto que pronunciaste una blasfemia al llamar a la Sagrada Esposa Solar, pecadora y adúltera.
Y es por esto que yo me levanto como testigo de vuestra injuria, para que seáis juzgados y condenados por los siglos de los siglos. Al tiempo en que Myriam dejaba su cuerpo, José de Arimatea, el amigo de Jesús el Cristo abandonó la tierra de Israel y se adentró en Francia, fundando una gran comunidad religiosa.
Pero jamás Myriam había pisado ni una partícula de este santo país, ni tuvo descendencia alguna. Sea por tanto restituida la verdad a sus justos términos.
Y sabed finalmente, que la iglesia de Cristo existe, que no está gobernada por ningún hombre, que no tiene piedras ni muros.
Y que la iglesia del hombre no sólo no tiene nada que ver con la Iglesia Gnóstica, de la que formo parte, sino que es contraria a la misma y a su doctrina. Amén.
En Pistis Sophia de los documentos Naga Hammadi.
“Cuando Jesús terminó de hablar a sus discípulos, les preguntó: ¿Comprenden lo que he dicho? Pedro se adelantó y dijo. Maestro, no soportamos a esta mujer que se mete entre nosotros y no nos deja hablar, aunque ella habla todo el tiempo”
..Y la compañera del [Salvador es] María Magdalena. [Pero Cristo quería] a ella más que [todos] los discípulos [y] la besaba [a menudo] en su [boca].
El resto de [los discípulos eran ofendido] por él [y expresaron su desaprobación]. Les dijeron a él, “¿Porqué usted quiere a ella más que todos nosotros?” El Salvador les contesto y les dijo a ellos, “¿Porque no les quiero de la manera que quiero a ella? Cuando un hombre ciego y uno quien ve están ambos junto en oscuridad, no hay diferencia entre uno y el otro.
Cuando viene la luz, después el que ve verá la luz, y el ciego permanezca en la oscuridad” (NHC II.3.63.32).
Pedro dice: « ¿Pero es que, preguntado el Señor por estas cuestiones, iba a hablar a una mujer ocultamente y en secreto para que todos (la) escucháramos? ¿Acaso iba a querer presentarla como más digna que nosotros?»...del Salvador?». Leví dice a Pedro: «Siempre tienes la cólera a tu lado, y ahora mismo discutes con la mujer enfrentándote con ella. Si el Salvador la ha juzgado digna, ¿quién eres tú para despreciarla? De todas maneras, Él, al verla, la ha amado sin duda. Avergoncémonos más bien, y, revestidos del hombre perfecto, cumplamos aquello que nos fue mandado. Prediquemos el evangelio sin restringir ni legislar, (sino) como dijo el Salvador». Terminado que hubo Leví estas palabras, se marchó y se puso a predicar el evangelio según María.
http://www.heliocentro.org/
http://lasendahacialaluz.blogspot.com.es/

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